jueves, 10 de abril de 2014

Entendámonos

Me veo en la necesidad
para que esto perdure un poco más
en que nos vayamos entendiéndonos.

Yo seguiré siendo tu alero principal
para noches de vodka,
para viajes a los libros más bellos
también seguiré cocinando y experimentando
con la alquimia básica de un hogar.

A cambio
vos podes seguir enseñándome algunas cosas,
podras sentarte en mi sillón y leer en calma,
luego de haber exterminado las termitas.
Podrás llegar y refugiarte en mi balcón,
refugiarte en mi piel
y ser el misántropo que te gusta ser.


A veces tendré paciencia
otras no, te lo prometo.
A veces me querrás ver
otras no, lo sé.

Y seguiremos siendo los serios, los fríos
al mismo tiempo que  los locos desfachatados
que somos cada amanecer de domingo.

¿Cuánto tiempo?
se preguntarán las personas que aman los compromisos
No lo sé,
nunca me ha gustado contabilizar el tiempo,
solo recordarlo. 



viernes, 27 de diciembre de 2013

Predicciones

Yo digo que vas a quererme mucho
y a odiarme demasiado.
Tendremos disgustos, enojos y fantasías.
Como gente normal vamos a comer
en los mismos platos,
beberemos en los mismos vasos
y el café nos calentará en las mismas tazas.

En serio,
este nuevo año
será así... como el anterior
y un poquito peor
harás cuentas con mis nuevas canas
yo te descubriré un nuevo error.
Compartiremos estrellas, almohadas y soledades,
coleccionaremos nuevos besos, deseos y viajes por hacer

Posiblemente no encuentre el valor
para decirte que espero otras cosas;
posiblemente no encontrés el valor
para romperme el corazón.

Pero de algo si estoy segura.

Seremos felices
sin predicciones.
Te responderé con caricias,
me dejarás tu aroma en cada partida,
seguiremos siendo los que no creemos
en casi nada.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Letras

Vos me lees.
En tus manos
soy única letra y alfabeto completo.

Bien te cuento una historia o varias o la mía.
Te acostas con la atención debida y el interés exacto
para desentrañar las páginas que son mi piel,
para desmigajar el tiempo en simples caricias.

En tus manos
soy enigma y revelación,
narrativa y poesía,
soy letra y a veces, muy poquitas, también soy número.

Y cada vez que me tocas,
en tus manos
encuentro la manera correcta de existir,
el refugio para mis muchas fantasías,
el calor necesario para subsistir a este eterno frío,
el viento preciso que mece mis cabellos.

Cada vez que me tocas,
que me miras,
que me hablas,
que me besas
podes leer a toda la que soy.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Quedate

Te he extrañado tanto
la multitud me ha tragado
nada logra sacarme
de la cabeza
que los colores son mejores
en tu presencia.

Detente en mi silencio
guardame en tus abrazos.
Quereme,
te lo digo con mi lógica
de mujer enamorada,
esa lógica descabellada,
llena de vacíos,
inmersa en la locura de tus besos,
suelta y libre de los calendarios.

Quedate aquí,
mirame como el primer día,
leeme la piel
desata el último lazo
de la vida sin música que estaba llevando
hasta que apareciste una tarde,
te tomaste un café y nunca mas te fuiste.

Prometo comportarme
a la altura de tus besos.

martes, 12 de noviembre de 2013

Un día de aquellos

Hoy es un día de aquellos...
donde pocas cosas tienen sentido,
en los que la gente pesa,
en los que abunda la desidia.

Por lo general este tipo de días
siempre vienen acompañados de silencios,
torturas y canciones tristes,
además de un poco de lluvia
- no importa si es solo imaginaria -
el asunto es que una puede
dejar ser a la triste que siempre fue.

Y pareciera que este día
que es uno más
de tantos aquellos que siempre he tenido
no quiere irse,
se perpetúa en una madrugada gris,
friolenta y solitaria.

No se distingue si son las 2 de la mañana
o de la tarde...
como si la luz solo fuera una circunstancia vanal
y pensarán los expertos en entusiasmos
que soy una cínica o que soy parca.
Posiblemente tengan razón,
no lo sé,
no me he dado a la tarea de definirme como tal,
prefiero quedarme sentada ante las estrellas
y permitir que este día que no ha sido día
termine de irse,
termine de estrujarme la vida,
termine de ponerme a prueba,
porque al fin y al cabo así recuerdo que vivo.

Este ha sido un día de aquellos,
donde no me abunda nada,
donde los sueños bailan mientras estoy despierta,
donde las razones de otros no me parecen certeras,
ha sido un día de aquellos...
en los que lo único que necesito para sobrevivir
es tu abrazo.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Despertar

Abrís los ojos y te preguntás por qué siempre tenes este tipo de sueños. Creo que estás un poco cansada de no saber cómo controlar esas ilusiones oníricas. Dormir así no te permite descansar.

Te das cuenta que el día no ha terminado de llegar, el reloj no alcanzó a sonar. Desactivas la alarma como burlándote de él, jamás te gana, siempre despertas antes de que él haga su escándalo matutino. Te levantás y te vas directo a la ducha. El agua fría te trae de golpe a la realidad, mientras lavas tu cabello empezas a hacer recuento de las cosas que debes hacer al llegar a la oficina, inmediatamente te viene a la mente todas las cosas que dijiste que harías este año, a nivel personal, y que aún están en calidad de "pendientes". La ducha siempre ha sido un lugar-espacio donde te recriminas. No sos piadosa con vos misma, te recriminas las hemorragias que viviste casi un año, las libras acumuladas en el abdomen, los dos lunares nuevos que te han salido, la cobardía de no arreglar algunas cosas. Debes parar, no sos perfecta, sos un ser humano proclive al error; eso no es lo malo, lo malo es no querer dejar el error. 

Secar tu mata de cabello siempre ha sido un problema, en ese momento, más que nunca parece interminable y a pesar de que se te cae interminablemente jamás aminora su cantidad, el agua que queda retenida en él alcanza para empaparte de nuevo. Posiblemente por eso siempre te gustó caminar bajo la lluvia, porque tenías la sensación de resguardar lluvia en vos. 

Sos una tonta. Apurate, debes ir al trabajo. 

Secas tu cabello, te pones la ropa y luego empiezas a peinarte, sos la mismíta de hace diez años, solo que con treinta libras más, fuera de eso, tus gestos, tu rostro y tu cabello son prácticamente los mismos. Quisieras, increíblemente, ir cambiando ya. Que los años de verdad hagan su trabajo, que esta maitra que se refleja en el espejo deje de gustar de la música rock, de los silencios y de la compañía controlada. Tengo que decirte que ese concepto que inventaste, "compañía controlada", es bien interesante. De alguna manera debías explicar que solo gozas de ciertas presencias, las masas siguen dándote temor. Recordas que esta noche Miguel se quedará en tu casa. Esbozas una sonrisa estúpida. Algo extraño ha sucedido en tu corazón.

Bajas a la cocina, tomas una galleta de la alacena y un yogurt de la refri, los metes en tu cartera y agarrás las llaves... saludas a las plantas... hoy de maitra te han agarrado locuras, le hablas a las plantas porque una vez tu mamá te dijo que si les hablabas, las plantas crecían mejor y más lindas. 

Caminas como todos los días a la parada del bus, hoy particularmente está llena de gente, menos mal que los cipotes ya no van a clases, sino estaría más lleno. Hay toda una variedad de personas: mujeres en tacones y maquilladas, hombres encorbatados, hombres más humildemente vestidos, seguramente operarios, mujeres que se dedican a las ventas y vos, en tus inequívocos jeans y chanclas viejas. Nadie sospecharía que alguna vez fuiste profesora. 

Llega el bus, sos de las primeras en subir y eso te asegura un asiento, te topas al lado de la ventana, es el mejor lugar para ignorar a la gente, te pones los audífonos, los primeros acordes de Flor de Loto aparecen, siempre te encantó esa canción, la voz pastosa de Enrique engañándote, diciéndote que vos podes ser la Flor de Loto de cualquier hombre, eras tan niña cuando te enamoraste de la canción y de él, hace veinte años ya. Haciendo un esfuerzo de memoria te das cuenta que 1993 fue un año determinante para la conformación de tu caracter. Ese mismo que ahora te dice que es bueno ignorar a ciertas personas. 

El bus empieza su recorrido, vas pensando en tu hermana que quedó dormida en tu casa, a veces no sabes amar de la manera en que los demás necesitan ser amados, sin embargo estás bien segura que la amas, de una forma terriblemente tuya. Pensas en su seguridad, en su bienestar y en que quisieras que el pendejo que un día la golpeo sufra el resto de su vida. Por supuesto, esas son tus víceras hablando, sabes que no será así. Sabes que ella crecerá, se convertirá en adulta, que le faltan un par de malos amores para entender que los principes azules no existen y que ella es más fuerte de lo que en realidad piensa. 

En el recorrido el bus se va llenando, ya no hay asientos vacíos, cerca de la nacional, una señora se subió, por alguna extraña razón llamó tu atención, era una mujer alta, morena, gorda, de pecho amplio y un poco caído, su cabello agarrado en un moño mostraba algunas canas, portaba un primoroso delantal. Recordaste que Emmety está haciendo una investigación antropológica sobre los delantales en las señoras del mercado. Evidentemente esta señora tenía un estatus social alto en el mercado, asi lo mostraba su delantal blanco, lleno de encaje primoroso y flores minusculas, caminó hasta quedar al lado del asiento en el que ibas. La mirabas de reojo, no podías dejar de verla. Tenías la sensación de haberla visto ya en alguna otra ocasión, en algún otro lugar, en algún otro tiempo. Pero ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué?

De repente la gente empezó a movilizarse, para dejar pasar a alguien; era moreno, pequeño, pelo corto, mal vestido, con cara de furia, con ojos de fuego. Todos los pasajeros que iban de pie se apartaban un poco, caminaba con tanto ahínco que pasó golpeando a varios. Se detuvo a unos centímetros de la mujer, la persona que iba sentada a tu lado se levantó, pensaste que la señora se sentaría, pero todo ocurrió tan rápido. 

Todo iba despacio, él sacó un arma, abrió un poco las piernas para buscar estabilidad, apuntó y disparó a la cabeza de la mujer. Ninguno dijo nada antes del disparo. El grito de muchas personas y su movimiento buscando resguardo se produjo milésimas de segundo al sonido del disparo. La mujer se desplomó sobre vos.

¿Que se siente tener cerca a la muerte?

Tu instinto te dijo que buscaras quitarte a la mujer herida de encima, sentías su sangre cubriéndote, cuando alzaste la mirada lo tenías enfrente, su cara de odio en la edad de un niño te miraba fijamente, te apuntaba ahora. No podías hablar, además ¿qué le dirías? Nada podes hacer. Escuchas otro disparo, cerras fuertemente los ojos y al abrirlos...

"¿Por qué siempre tengo este tipo de sueños?"

viernes, 25 de octubre de 2013

Incertidumbre

¿Me pregunto cuánto tarda una persona en morir desangrada? - pensó mientras veía al hombre tendido boca abajo, de él salía un fino hilo escarlata. 

Tomó el trapo que ocupaba para limpiar su cocina, con él arrancó las evidencias del cuchillo, puso el cuchillo en la mesa donde todavía estaban algunas verduras esperando a ser cortadas para cumplir su papel en la sopa. 

Recorrió con la mirda su casa, era pequeña, los muebles eran escasos y viejos... todo de segunda mano, una rustica mesa sostenía su cocina de tres quemadores, una mesa con tres sillas de madera, una refrigeradora que solo congela una parte, un pantri con una puerta chueca... la casa se completaba con un baño, donde la ducha era separada con una cortina que ni siquiera alcanzaba llegar al piso, eso hacía que cada vez que alguno de los dos se bañara, había que secar el piso mojado donde estaba el lavamanos. Su cuarto no era un lujo también, una cama de madera que tronaba con cada movimiento, con una colchoneta de espuma que los tenía con un dolor constante de espalda. Una pila y una lavadora arruinada que cumplía las funciones de repisa multiusos y eventual planchador.

Vio el cuerpo de su marido. Recordó el día que lo conoció, siempre le pareció un buen hombre, ahora ahí tirado no parecía más que un desgraciado. 

Tomó el celular que él había dejado sobre la mesa del comedor... marcó... 911

Tuuu... tuuuu... tuuuuuuu... el tiempo es interminable mientras se espera.

- 911...¿cuál es su emergencia?
- Aló?, si... acabo de matar a mi marido.

La grabadora de Emergencias no registró dolor, ni llanto, ni desesperación en aquella voz; había una fría serenidad, una calculada paciencia. 

- Anote la dirección... 

Dio los datos, el joven que había contestado la llamada envió la alerta para que la patrulla más cercana llegara a la casa. Anotó en el mensaje... "mujer posiblemente violentada".

Ella, con la misma parsimonia con la que llamó y dio los datos de su casa, colgó, abrió la puerta y la dejó entrecerrada, para que cuando llegaran los policías solo empujaran para entrar. Se sentó en una de las sillas. "Es una suerte que no gritara tanto.. ¿estará vivo aún?" - pensó mientras contemplaba al hombre, perfectamente eran visibles los tres agujeros donde entró el cuchillo. 

A lo lejos se oyó una sirena de la patrulla, las llantas chillaron al llegar frente a su casa. "Todo muy de película" - pensó, vio hacia la puerta justo en el momento en el que un policía, arma en mano, empujó la puerta.

La vio sentada, era una mujer delgada, morena, con una mata de pelo negro enrollada a la altura de la nuca, algo desnutrida y con los ojos blandos. No tenía cara de asesina. Su vestido invadido de pequeñísimas flores no le ayudaba a formar una imagen de viuda negra. 

Ella levantó las manos para mostrarlas vacías. No tenía moretes en su cara que delataran violencia intrafamiliar, no había indicios de violencia previa al asesinato. Todo parecía normal, excepto aquel cuerpo tirado en el piso rojizo. Ella no parecía en shock nervioso, no lloraba, no gritaba...  solo estaba ahí, sentada con las manos en alto, en ese mutismo de los que esperan cosas mejores de la vida. 

"No secó el piso del baño" fue lo único que dijo mientras el policía le esposaba las delgadas manos.