viernes, 27 de diciembre de 2013

Predicciones

Yo digo que vas a quererme mucho
y a odiarme demasiado.
Tendremos disgustos, enojos y fantasías.
Como gente normal vamos a comer
en los mismos platos,
beberemos en los mismos vasos
y el café nos calentará en las mismas tazas.

En serio,
este nuevo año
será así... como el anterior
y un poquito peor
harás cuentas con mis nuevas canas
yo te descubriré un nuevo error.
Compartiremos estrellas, almohadas y soledades,
coleccionaremos nuevos besos, deseos y viajes por hacer

Posiblemente no encuentre el valor
para decirte que espero otras cosas;
posiblemente no encontrés el valor
para romperme el corazón.

Pero de algo si estoy segura.

Seremos felices
sin predicciones.
Te responderé con caricias,
me dejarás tu aroma en cada partida,
seguiremos siendo los que no creemos
en casi nada.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Letras

Vos me lees.
En tus manos
soy única letra y alfabeto completo.

Bien te cuento una historia o varias o la mía.
Te acostas con la atención debida y el interés exacto
para desentrañar las páginas que son mi piel,
para desmigajar el tiempo en simples caricias.

En tus manos
soy enigma y revelación,
narrativa y poesía,
soy letra y a veces, muy poquitas, también soy número.

Y cada vez que me tocas,
en tus manos
encuentro la manera correcta de existir,
el refugio para mis muchas fantasías,
el calor necesario para subsistir a este eterno frío,
el viento preciso que mece mis cabellos.

Cada vez que me tocas,
que me miras,
que me hablas,
que me besas
podes leer a toda la que soy.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Quedate

Te he extrañado tanto
la multitud me ha tragado
nada logra sacarme
de la cabeza
que los colores son mejores
en tu presencia.

Detente en mi silencio
guardame en tus abrazos.
Quereme,
te lo digo con mi lógica
de mujer enamorada,
esa lógica descabellada,
llena de vacíos,
inmersa en la locura de tus besos,
suelta y libre de los calendarios.

Quedate aquí,
mirame como el primer día,
leeme la piel
desata el último lazo
de la vida sin música que estaba llevando
hasta que apareciste una tarde,
te tomaste un café y nunca mas te fuiste.

Prometo comportarme
a la altura de tus besos.

martes, 12 de noviembre de 2013

Un día de aquellos

Hoy es un día de aquellos...
donde pocas cosas tienen sentido,
en los que la gente pesa,
en los que abunda la desidia.

Por lo general este tipo de días
siempre vienen acompañados de silencios,
torturas y canciones tristes,
además de un poco de lluvia
- no importa si es solo imaginaria -
el asunto es que una puede
dejar ser a la triste que siempre fue.

Y pareciera que este día
que es uno más
de tantos aquellos que siempre he tenido
no quiere irse,
se perpetúa en una madrugada gris,
friolenta y solitaria.

No se distingue si son las 2 de la mañana
o de la tarde...
como si la luz solo fuera una circunstancia vanal
y pensarán los expertos en entusiasmos
que soy una cínica o que soy parca.
Posiblemente tengan razón,
no lo sé,
no me he dado a la tarea de definirme como tal,
prefiero quedarme sentada ante las estrellas
y permitir que este día que no ha sido día
termine de irse,
termine de estrujarme la vida,
termine de ponerme a prueba,
porque al fin y al cabo así recuerdo que vivo.

Este ha sido un día de aquellos,
donde no me abunda nada,
donde los sueños bailan mientras estoy despierta,
donde las razones de otros no me parecen certeras,
ha sido un día de aquellos...
en los que lo único que necesito para sobrevivir
es tu abrazo.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Despertar

Abrís los ojos y te preguntás por qué siempre tenes este tipo de sueños. Creo que estás un poco cansada de no saber cómo controlar esas ilusiones oníricas. Dormir así no te permite descansar.

Te das cuenta que el día no ha terminado de llegar, el reloj no alcanzó a sonar. Desactivas la alarma como burlándote de él, jamás te gana, siempre despertas antes de que él haga su escándalo matutino. Te levantás y te vas directo a la ducha. El agua fría te trae de golpe a la realidad, mientras lavas tu cabello empezas a hacer recuento de las cosas que debes hacer al llegar a la oficina, inmediatamente te viene a la mente todas las cosas que dijiste que harías este año, a nivel personal, y que aún están en calidad de "pendientes". La ducha siempre ha sido un lugar-espacio donde te recriminas. No sos piadosa con vos misma, te recriminas las hemorragias que viviste casi un año, las libras acumuladas en el abdomen, los dos lunares nuevos que te han salido, la cobardía de no arreglar algunas cosas. Debes parar, no sos perfecta, sos un ser humano proclive al error; eso no es lo malo, lo malo es no querer dejar el error. 

Secar tu mata de cabello siempre ha sido un problema, en ese momento, más que nunca parece interminable y a pesar de que se te cae interminablemente jamás aminora su cantidad, el agua que queda retenida en él alcanza para empaparte de nuevo. Posiblemente por eso siempre te gustó caminar bajo la lluvia, porque tenías la sensación de resguardar lluvia en vos. 

Sos una tonta. Apurate, debes ir al trabajo. 

Secas tu cabello, te pones la ropa y luego empiezas a peinarte, sos la mismíta de hace diez años, solo que con treinta libras más, fuera de eso, tus gestos, tu rostro y tu cabello son prácticamente los mismos. Quisieras, increíblemente, ir cambiando ya. Que los años de verdad hagan su trabajo, que esta maitra que se refleja en el espejo deje de gustar de la música rock, de los silencios y de la compañía controlada. Tengo que decirte que ese concepto que inventaste, "compañía controlada", es bien interesante. De alguna manera debías explicar que solo gozas de ciertas presencias, las masas siguen dándote temor. Recordas que esta noche Miguel se quedará en tu casa. Esbozas una sonrisa estúpida. Algo extraño ha sucedido en tu corazón.

Bajas a la cocina, tomas una galleta de la alacena y un yogurt de la refri, los metes en tu cartera y agarrás las llaves... saludas a las plantas... hoy de maitra te han agarrado locuras, le hablas a las plantas porque una vez tu mamá te dijo que si les hablabas, las plantas crecían mejor y más lindas. 

Caminas como todos los días a la parada del bus, hoy particularmente está llena de gente, menos mal que los cipotes ya no van a clases, sino estaría más lleno. Hay toda una variedad de personas: mujeres en tacones y maquilladas, hombres encorbatados, hombres más humildemente vestidos, seguramente operarios, mujeres que se dedican a las ventas y vos, en tus inequívocos jeans y chanclas viejas. Nadie sospecharía que alguna vez fuiste profesora. 

Llega el bus, sos de las primeras en subir y eso te asegura un asiento, te topas al lado de la ventana, es el mejor lugar para ignorar a la gente, te pones los audífonos, los primeros acordes de Flor de Loto aparecen, siempre te encantó esa canción, la voz pastosa de Enrique engañándote, diciéndote que vos podes ser la Flor de Loto de cualquier hombre, eras tan niña cuando te enamoraste de la canción y de él, hace veinte años ya. Haciendo un esfuerzo de memoria te das cuenta que 1993 fue un año determinante para la conformación de tu caracter. Ese mismo que ahora te dice que es bueno ignorar a ciertas personas. 

El bus empieza su recorrido, vas pensando en tu hermana que quedó dormida en tu casa, a veces no sabes amar de la manera en que los demás necesitan ser amados, sin embargo estás bien segura que la amas, de una forma terriblemente tuya. Pensas en su seguridad, en su bienestar y en que quisieras que el pendejo que un día la golpeo sufra el resto de su vida. Por supuesto, esas son tus víceras hablando, sabes que no será así. Sabes que ella crecerá, se convertirá en adulta, que le faltan un par de malos amores para entender que los principes azules no existen y que ella es más fuerte de lo que en realidad piensa. 

En el recorrido el bus se va llenando, ya no hay asientos vacíos, cerca de la nacional, una señora se subió, por alguna extraña razón llamó tu atención, era una mujer alta, morena, gorda, de pecho amplio y un poco caído, su cabello agarrado en un moño mostraba algunas canas, portaba un primoroso delantal. Recordaste que Emmety está haciendo una investigación antropológica sobre los delantales en las señoras del mercado. Evidentemente esta señora tenía un estatus social alto en el mercado, asi lo mostraba su delantal blanco, lleno de encaje primoroso y flores minusculas, caminó hasta quedar al lado del asiento en el que ibas. La mirabas de reojo, no podías dejar de verla. Tenías la sensación de haberla visto ya en alguna otra ocasión, en algún otro lugar, en algún otro tiempo. Pero ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué?

De repente la gente empezó a movilizarse, para dejar pasar a alguien; era moreno, pequeño, pelo corto, mal vestido, con cara de furia, con ojos de fuego. Todos los pasajeros que iban de pie se apartaban un poco, caminaba con tanto ahínco que pasó golpeando a varios. Se detuvo a unos centímetros de la mujer, la persona que iba sentada a tu lado se levantó, pensaste que la señora se sentaría, pero todo ocurrió tan rápido. 

Todo iba despacio, él sacó un arma, abrió un poco las piernas para buscar estabilidad, apuntó y disparó a la cabeza de la mujer. Ninguno dijo nada antes del disparo. El grito de muchas personas y su movimiento buscando resguardo se produjo milésimas de segundo al sonido del disparo. La mujer se desplomó sobre vos.

¿Que se siente tener cerca a la muerte?

Tu instinto te dijo que buscaras quitarte a la mujer herida de encima, sentías su sangre cubriéndote, cuando alzaste la mirada lo tenías enfrente, su cara de odio en la edad de un niño te miraba fijamente, te apuntaba ahora. No podías hablar, además ¿qué le dirías? Nada podes hacer. Escuchas otro disparo, cerras fuertemente los ojos y al abrirlos...

"¿Por qué siempre tengo este tipo de sueños?"

viernes, 25 de octubre de 2013

Incertidumbre

¿Me pregunto cuánto tarda una persona en morir desangrada? - pensó mientras veía al hombre tendido boca abajo, de él salía un fino hilo escarlata. 

Tomó el trapo que ocupaba para limpiar su cocina, con él arrancó las evidencias del cuchillo, puso el cuchillo en la mesa donde todavía estaban algunas verduras esperando a ser cortadas para cumplir su papel en la sopa. 

Recorrió con la mirda su casa, era pequeña, los muebles eran escasos y viejos... todo de segunda mano, una rustica mesa sostenía su cocina de tres quemadores, una mesa con tres sillas de madera, una refrigeradora que solo congela una parte, un pantri con una puerta chueca... la casa se completaba con un baño, donde la ducha era separada con una cortina que ni siquiera alcanzaba llegar al piso, eso hacía que cada vez que alguno de los dos se bañara, había que secar el piso mojado donde estaba el lavamanos. Su cuarto no era un lujo también, una cama de madera que tronaba con cada movimiento, con una colchoneta de espuma que los tenía con un dolor constante de espalda. Una pila y una lavadora arruinada que cumplía las funciones de repisa multiusos y eventual planchador.

Vio el cuerpo de su marido. Recordó el día que lo conoció, siempre le pareció un buen hombre, ahora ahí tirado no parecía más que un desgraciado. 

Tomó el celular que él había dejado sobre la mesa del comedor... marcó... 911

Tuuu... tuuuu... tuuuuuuu... el tiempo es interminable mientras se espera.

- 911...¿cuál es su emergencia?
- Aló?, si... acabo de matar a mi marido.

La grabadora de Emergencias no registró dolor, ni llanto, ni desesperación en aquella voz; había una fría serenidad, una calculada paciencia. 

- Anote la dirección... 

Dio los datos, el joven que había contestado la llamada envió la alerta para que la patrulla más cercana llegara a la casa. Anotó en el mensaje... "mujer posiblemente violentada".

Ella, con la misma parsimonia con la que llamó y dio los datos de su casa, colgó, abrió la puerta y la dejó entrecerrada, para que cuando llegaran los policías solo empujaran para entrar. Se sentó en una de las sillas. "Es una suerte que no gritara tanto.. ¿estará vivo aún?" - pensó mientras contemplaba al hombre, perfectamente eran visibles los tres agujeros donde entró el cuchillo. 

A lo lejos se oyó una sirena de la patrulla, las llantas chillaron al llegar frente a su casa. "Todo muy de película" - pensó, vio hacia la puerta justo en el momento en el que un policía, arma en mano, empujó la puerta.

La vio sentada, era una mujer delgada, morena, con una mata de pelo negro enrollada a la altura de la nuca, algo desnutrida y con los ojos blandos. No tenía cara de asesina. Su vestido invadido de pequeñísimas flores no le ayudaba a formar una imagen de viuda negra. 

Ella levantó las manos para mostrarlas vacías. No tenía moretes en su cara que delataran violencia intrafamiliar, no había indicios de violencia previa al asesinato. Todo parecía normal, excepto aquel cuerpo tirado en el piso rojizo. Ella no parecía en shock nervioso, no lloraba, no gritaba...  solo estaba ahí, sentada con las manos en alto, en ese mutismo de los que esperan cosas mejores de la vida. 

"No secó el piso del baño" fue lo único que dijo mientras el policía le esposaba las delgadas manos. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Caos

¿Estás aquí?

El roce fulguroso de tus dedos sobre mi piel
marca el camino jamas imaginado de mis delirios.

Tu cuerpo y el rumor de la lluvia que llega,
el murmullo de tu mirada sobre mí.

Y no sé qué hacer.
Me abandono,
salto al vacío,
me convierto en sombra,
te siento.

Tu cuerpo y el manto del viento,
las estrellas que se desprenden...

Me desintegro
bajo tu piel,
estallo,
desaparezco,
no puedo regresar,
no soy la misma.

Tu cuerpo y lo insondable de mis cabellos,
el caos que nos habita,
el movimiento telúrico de tu sangre
el gemido apacible de la música
el mareo que me anuncia la muerte.

Sos el peligro,
el misterio
y yo tu víctima.

jueves, 17 de octubre de 2013

Decirte

que en noches como la de anoche
suelo extrañarte demasiado
es la prueba irrefutable
de que he muerto.

Que quiero contrariar la vida que llevo
que deseo llenarme de tus besos
que me mantengo alerta por si apareces,
que destruyo a la cínica que siempre fui.
Me he muerto.

Admitir que te he querido aún en tu ausencia
es maldecir mil veces mis soledades
a mi sombra desabrida
y a la luna que se esconde de mis ojos,
es reconocerme simple,
arisca
y un poco vacía.

Decir que a veces,
solo a veces,
te extraño de más
es reconocerme parte de ti.

jueves, 3 de octubre de 2013

Ahora con vos

La delicia de tu piel me hace mujer,
me transmuta, me hace evolucionar
en tu manos soy brisa, soy pluma
y luna.

Con tu caricia en mi espalda
soy tonada tranquila,
espero el estallido de los besos
para ser exabrupto de la tempestad
que moja nuestros cabellos.

Soy la misma
mi mapa no se ha modificado
lo nuevo en mi piel es la ruta que marcaste
el recorrido de tus dedos,
la luz de tus abrazos,
las marcas de tus días.

Soy la misma
mujer, luna, trigo y gato,
música, pájaro y nube,
oscuridad, silencio y soledad,
pero ahora con vos

jueves, 26 de septiembre de 2013

Agonía

La agonía de la noche se abre ante mí
el frío se mete en mi piel,
se mete en los recuerdos de mis cuatro años
se mete en el miedo que me acompaña
se mete en mi cama.

Me abro ante ella.

La agonía de la noche trae tu abrazo en ella
lo deja rodeándome,
molíendome,
estrujándome,
impregnándome
del sabor de tu piel

Dejo que me abrace.

La agonía de la noche
coincide con la agonía de una canción,
de una vida,
de una página,
de un gorrión.

Lloro todas estas muertes...
lloro mi propia muerte.

La agonía de la noche
me recuerda una tan sola cosa...
pronto estarás a mi lado
destrozando este momento.

Entonces soy feliz.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Señorita Canela

Siempre fue así... un poco encachimbada por cositas mínimas. No entendía por qué no le enternecían los niños, los girasoles y otras cursilerías. Era aspera. 

Señorita Canela trataba de mantener una sana distancia con algunas personas, no fuera a quererlas demasiado, "una se lleva cada lágrima"... al fin y al cabo las lágrimas ajenas poco la conmovían, a menos que fueran realmente necesarias para no morirse con un sentimiento atrevesado. 

Amaneció aquel lunes totalmente indispuesta, en el bus un niño, que no tenía control de su propio cuerpo, la golpeo todo lo que pudo, hasta que ella le clavó una mirada inquisidora, heredada de Herodes. La madre del crío insolente y malcriado entendió la mirada y lo apartó. 

Al aterrizar a la oficina se vio obligada a participar de un acto religioso que sintió vacío y carente de sentido, "está bien si ellos quieren participar" pensó mientras trataba de trasladar su  mente a otro lugar menos lleno de aplausos y eufóricas declaraciones de dependencia. 

El almuerzo no fue mejor, "por si les interesa... en la edad media era buena solución sacarlos a la calle y prenderles fuego" para darles la solución real a una estupidez. 

Se sentó frente  a la computadora y buscó algo que la calmara, que trajera de regreso a la buena que habitaba en ella. 

Señorita Canela es un peligro para la mujer que habita, esa que se enfunda en pantalones negros y blusas flojas, esa medio choca, la que le cuesta terminar un librito de morondanga, es un peligro para esa que cocina, ve tele, que quiere a un tipo igual de zamarro que ella... Señorita Canela es un peligro... quiere salir y mandar a todos al cuerno.

No se imaginan lo difícil que es vivir con ella en mi interior.  

viernes, 30 de agosto de 2013

Saber estar

Oh, I am what i am. I'll do what i want.
Dido

La sábana es un universo demasiado extenso sin vos
mientras yo habito este mundo paralelo
vos existís en la rutina que nos hace tan distintos.

No me falta nada, no me sobra nada.
Estás ahí, con los ojos cerrados a la vida
yo velo tu sueño.

Hace unos meses decidí ya no preguntarme,
decidí guardarme las dudas,
encargué un poco de alegría a las nubes
y me dispuse a besarte de nuevo.

Siempre has habitado en ese extraño mundo
ese en el que pensé que jamás me sentiría cómoda.
Tomar un lugar en el mundo siempre me costó,
nunca encontré la forma de tener una vida normal.

Hoy tengo horarios,
tengo libretas de trabajo,
descanso cuando puedo y si puedo
la diferencia de mis días radica
en tu salvaje presencia en mi mundo.

jueves, 29 de agosto de 2013

El susto

¿Escuchan ese ruidito? Es como si algo se estuviera desintegrando lentamente. ¿No lo escuchan?

Aquella noche decidió tirarse al piso fresco y recién trapeado para descansar, estaba harta de una semana que no prometía terminar nunca.

Nada la había preparado para lo que le esperaba... se había mudado a aquella casa dos meses atrás. Por supuesto los primeros días experimentó el miedo clásico de la soledad. Pasar de vivir con cinco personas a tener la compañía eventual de Mario la había hecho caer en la cuenta de algo que había olvidado: era miedosa.

En serio, yo escucho ese ruidito fino y tintillante y eso que soy medio sorda, no me engañen, ustedes tambien lo oyen.

Estaba viendo televisión, ese televisor viejo y arruinado que su papá le regaló y que había servido para que no se muriera de aburrimiento. Tal vez era que había retomado su afición por ver programas que hacían estudio biográfico de asesinos en serie, desde unos días atrás se sentía intranquila. Como si la sensación de sentirse observada no la abandonara nunca.

Decidió ir por un vaso con fresco.

Tal vez sea bueno que le llame a Mario, tal vez hablando con alguien pueda hacerme la loca y olvidar un rato ese ruido. Ustedes no están colaborando, él si lo hará.

Acostumbraba a andar descalsa en casa, era uno de esos disfrutes secretos que tienen muchas personas. Sentir lo fresco del piso en las plantas de los pies. Además así sentía que le dolían menos los pies y la espalda luego de una semana ardua de trabajo. Vivir sola tenía sus ventajas, podía realizar pequeños e inofensivos rituales sin ser juzgada, como eso... caminar descalza, bailar sensualmente sin que le diera pena ser observada por nadie, tomar el tarro de crema y embadurnarse las piernas lenta y pacientemente, tomar todo el jugo que le cupiera en pequeñas dosis mientras veía a cuatro nerds y tres locas amarse.

Pensó, mientras tomaba el primer sorbo, que deseaba las manos de Mario sobre sus caderas justo en aquel momento en el que estaba con la puerta de la refri abierta y ella tomando jugo... cerró los ojos para traerlo con su imaginación.

Posiblemente sea una alucinación y el ruido que estoy escuchando no sea cierto. Tal vez sería buena idea ir donde la Dra. Garay, digo... para contarle que la vida ha sido  magnífica sin pastillas, pero que de vez en cuando extraño las pláticas con ella.

Un día antes había discutido con su madre por teléfono, ella nunca estuvo de acuerdo con su decisión de ir a vivir sola. Creía que era demasiado peligroso que una mujer soltera fuera a vivir sola, peor aún, eso daba suficiente libertad para caer en excesos que podían agravar su salud mental. Peor aún, su hija podía ser feliz sin que ella pudiera participar de eso. La discusión fue tan fuerte que ambas habían decidido cesar la comunicación por un tiempo. Digamos la verdad, ella había decidido que no quería hablar con su mamá en un buen tiempo.

Subió las gradas, tomó posición cómoda para seguir viendo tele, hizo un recorrido rápido con su mirada, en la sala estaban apilados los libros recién mudados de domicilio, el televisor viejito encaramado en un banquito de plástico que compró a un precio muy modesto... la etiqueta decía $3.50... cuando lo encontró en una ferretería cercana a su casa. Entonces, al finaliza ese recorrido visual... lo vio.

¿Esos son unos bigotes?

Asomaban de la oscuridad, por debajo de la puerta que da al balcón... unos bigotillos que se movían, todos confluían de una nariz rosada. Fue abriendo los ojos a medida que un enorme ratón iba entrando por la rendija. Se fue sentando lentamente a medida que el animal iba avanzando. Nunca le ha tenido miedo a los roedores. No entendía por qué sentía esas enormes ganas de gritar. Contrariando el impulso inicial no hizo ruido, se quedó quieta... el ratón también.

Me está mirnado, me mira a los ojos, ¿qué querrá? es imposible que estés aquí, no podemos estar juntos. 

Por qué estás entrando, no es correcto que vengas a mi casa. Tenes la desfachatez de quedarte quieto, viéndome... ¿o estás paralizado?

¿Por qué no reaccionas? ¿Por qué te has quedado paralizada?

¿Ahora qué hago?

¿Ahora qué hago? 

Ese instante en el que ambos (mujer y ratón) se habían quedado silentes e inmóviles parecía eterno. Uno no sospechaba que el otro pensaba que mutuamente eran intrusos, eran extraños, que estaban asustados.

Ella fue la primera que empezó a moverse, alargó el brazo y agarró el celular, abrió el canal de comunicación con Mario. Escribió una sola palabra.... "Ratoooooooooooon!"... si, lo escribió como si lo hubiera gritado.

Aquel grito escrito tuvo el mismo efecto que hubiera tenido un grito... el ratón se espantó y salió corriendo, regresó a la rendija de la puerta y se perdió en la oscuridad del balcón.

Nunca vayas ahí - dijo agitado aún a un colega que le daba aire con un papelito- ahí hay una mujer que grita en silencio! No te imaginas el susto... esas son las peores, concluyó.







martes, 27 de agosto de 2013

Y jamás despertó.

Abrió los ojos aquella mañana, vio a Mario acostado a su lado, la primera vez que se acostó con él nunca se imaginó que tendría que reeducarse para dormir. Mario había logrado lo que nadie había podido hacer con su cuerpo. La hacía dormir. Ella reconoció que era muy fácil dormir cuando él se instalaba en su cama... pero tuvo que aprender a dormir bajo las sábanas, a no levantarse en la madrugada porque él tenía un radar que lo despertaba en ese instante y le decía "¿¿Para dónde vas??" con un tono muy particular que se traducía en un "metete a la cama y abrazame un momento".Dormir sola (y en lapsos cortos) era  la costumbre más cómoda para ella, pero estaba segura que era mejor amanecer con él. 

 Abrió los ojos aquella mañana, vio a Mario acostado a su lado, hizo recuento de sus canas, de sus arrugas, de las cicatrices y de los sueños. Eran tan distintos a aquellos que una vez desordenaron una cama en un hotel de montaña o a los que se emborrachaban al punto de no recordar la juerga, eran tan distintos a los que lloraban abrazados por sus respectivas familias... eran tan distintos y eran los mismos a la vez. 

Abrió los ojos aquella mañana, vio a Mario acostado a su lado, cada dolor corporal estaba en su sitio, sin embargo supo que era hora de levantarse a hacer el desayuno, pronto él despertaría y debería tomar sus pastillas, ella también debía medicarse. 

Abrió los ojos aquella mañana, vio a Mario acostado a su lado, aspiró su olor, como lo hizo cuando tenían cuarenta y treinta. Supo que estaba en buen lugar, porque no importaba el lugar, al fin y al cabo había amanecido muchas veces con él en distintos lugares, lo importante es que estaba amaneciendo a su lado. Espantó la idea cursi de besarle el bigote, tal vez él se asustaría ante aquel gesto inesperado, tal vez a ella le dolería la espalda al estirarse para alcanzar su objetivo. Tal vez. 

Abrió los ojos aquella mañana, vio a Mario acostado a su lado y no supo qué se hicieron treinta años, ¿dónde pasaron? A esas alturas no sabía si lo que habitaba en su cabeza eran sueños, recuerdos o alucinaciones, no importaba. El amor es un misterio a los sesenta años, como lo fue a los treinta.

Judith cerró los ojos, buscando descanso un momento más... y jamás despertó. 

martes, 20 de agosto de 2013

Tengo miedo

Es una verdad ineludible...
he tenido miedo casi siempre.

Tengo miedo de la que soy y de la que no soy,
de las cosas que tengo que hacer como parte de ser adulta
y también tengo miedo de perder mi inocencia última.

Miedo a la oscura tormenta, acompañada con perros que ladran,
que sea cierto mi tormento de encontrarme con un desconocido en mi casa,
que no te encuentre entre mis sábanas,
tengo miedo de cosas reales y de otras fantasías.

Luego, ante este temor tan grande que me ha abarcado durante años,
cierro los ojos, aprieto los párpados, como para no encontrar esos miedos
nunca más ante mí, como si con este gesto de cobardía
pudiera encontrar toda la valentía.

Tengo miedo,
casi siempre lo tengo, pero no lo digo,
me lo guardo como una vergüenza más en mi vida,
como si no admitirlo me pudiera salvar un poco,
pero anoche,
en medio de todo el viento, el ruido y la furia,
te extrañé un poco
te extrañé mucho...
para decírtelo al oído,
tengo miedo
y quedarme dormida en tu abrazo
que es el único lugar seguro para mí.

miércoles, 17 de julio de 2013

Por un rato

¿Cuánto es un rato?
¿un día?
¿seis meses?
¿dos años?
Nunca lo he sabido.

Sucede que yo pienso a ratos
a ratos en el trabajo,
a ratos en mis dolores,
a ratos en los malos recuerdos,
a ratos en nosotros.

A ratos ni siquiera quiero pensar.

Sucede que los hombres
no son tan prácticos como dicen ser
dicen parte de lo que les sucede,
nunca lo que sienten.
Así es difícil saber estar,
¿no es más fácil decir:
"me duele"
"estoy preocupado"
"no sé qué hacer"?

Por supuesto
no queda más remedio que quererlos así
y, aunque yo no puedo decir
exactamente
cómo me siento
lo intento y digo...
"debemos"
y eso significa
que no estás solo.

A ratos, solo quiero estar con vos
un rato.

miércoles, 26 de junio de 2013

Diez minutos al día

Corazón con frío,
lluvia sin tu abrazo...
y las preocupaciones básicas de la vida
y pensar y pensar y pensar
en todas las soluciones,
vos... yo... todos. 

Hace tiempo me perdí,
a veces sueño que me encontré en tu piel
pero no es cierto. 
Las cuestiones del amor 
no son tan idílicas 
como siempre pensamos.

Todo es concreto,
todo tiene un pero,
todo tiene un complemento,
todo tiene un impedimento.

Para mientras vos y yo somos 
dos adultos normales,
con responsabilidades, 
con trabajos que nos atan
con afectos tiernos que a veces no comprendemos.
y están los hijos, las hermanas y los sobrinos.
Así debe ser... somos adultos normales. 

Entre mi bloqueo de escritora de guiones
y la leche tibia que me acompaña en esta tormenta
pienso que todo debería de tener otro sentido,
poder decirte que tengo besos acumulados que te esperan,
que no importa si tengo solo diez minutos para preocuparme al día,
quiero que sea contigo,
que quiero dormir a tu lado...
en cambio, como toda mujer normal
que se despide de un hombre normal,
solo formulo un "buenas noches".

domingo, 16 de junio de 2013

Tiempo

El tiempo no son minutos
no son segundos, no son años
son palabras;
yo no lo sabía, pero es así.

El tiempo es tu piel
y tu paso acentuado
también es la última mirada cariñosa
que me prodigaste.

Pasa que cuando uno es demasiado joven
no comprende esto del tiempo
una piensa, estúpidamente,
que se trata solo de hechos, de fechas y aniversarios
pero no es así.

Cuesta enterarse que el tiempo
es una dimensión donde podemos quedarnos estancados
pero que está en la decisión correcta, en la tomada,
que podamos salir de esto.

Tiempo es tu piel,
tus ojos, tus chistes sin gracia,
tus manos amorosas,
tus gemidos al explotar.

Pero tiempo también soy yo

A veces pienso que nos hemos fallado
pero somos tan inmunes a la infamia
que pretendemos no darnos cuenta.

Vos seguirás siendo mi tiempo,
yo seguiré siendo tu tiempo...
no importa que decidamos no estancarnos.
Te amo.

(191212)

domingo, 2 de junio de 2013

Guardame

Guardame en tus brazos
donde las ganas por la vida
son más esperanzadoras,
donde encuentro el refugio adecuado.

Porque de eso se trata querer,
encontrar y que me encontres,
besar y que me beses,
luchar y que batalles contra mis miedos para que te quiera.

Todo se reduce a pequeñeces
que en otros tiempos nos habrían asustado,
ahora... siempre ahora es la mejor hora.

Vos lo sabes todo:
soy cobarde,
espero la noche con ansiedad,
me falla el oído derecho,
duermo del lado izquierdo.

Todo lo sabes
porque superé el miedo de que me conocieras,
porque dejé la puerta abierta para que entraras,
porque supe quedarme quieta ante tu mirada.

No sé si será largo este amor,
no sé si será ancho, alto y tridimensional,
no sé si será longevo o morirá pronto,
eso no es lo importante.

Lo importante
son tus dedos trazándome caminos en la espalda,
es tu compañía para estrenar la cama,
son las palabras para regañarme, para quererme,
para soltarme.

Guardame en tu mejor poema,
en la canción que se repite,
en el recuerdo que te saque una sonrisa,
guardame en un trozo de tu historia,
en un plan a realizar,
en el encuentro de las estrellas,
guardame en tus brazos,
que en definitiva
es el mejor lugar del mundo para mí.

jueves, 30 de mayo de 2013

Simple

Sos la ternura que me permito
en medio del caos diario,
milito en tu piel,
es mi derecho de mujer, 
es mi delirio de viento.

Todo: la lluvia, el cielo,
la música, la algarabía,
los pájaros y las lágrimas.
En todo estás un poco,
pude reconocerte en las letras
de viejas canciones, 
en desvarios que guardaba,
en sueños que no había materializado.

Que termine la vida si así lo desea,
que se marche el ayer,
que las flores se cambien el vestido...
yo siempre te quiero.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Tengo un secreto

encerrado en los poros,
en los surcos de mis pasiones,
en el sol que dora mi cuerpo.

Es un secreto muy discreto,
mas bien sencillos,
sin pretensiones, sin presiones
incluso ya he pensado que este secreto
es el único que me ha pertenecido en realidad,
quizá porque yo lo he formulado,
le di la vida, le he cuidado.

Me ha acompañado este secreto
desde hace once meses,
posiblemente ha sido el más fiel de mis secretos,
el más aguantador, el más leal.

Algunos ya me han preguntado
si vale la pena tener este secreto,
si en realidad encuentro un motivo
para que sea parte de mi vida.
No les he contestado,
no vale la pena.

Y vos que sos mi secreto,
el mejor guardado,
el que me complace,
el que me complementa,
a vos solo te quiero vivir
un rato más.

sábado, 11 de mayo de 2013

Mayo

vos me perdes,
o yo me pierdo en vos.

Ciertamente entras como ladrón
no escucho los buenos recuerdos
que hace tanto coleccioné de ti.

Está de más decirte
que esta semana ha sido espantosa:
cansancio,
apuro,
indecisión,
ausencia.

Soy tan tonta...
siempre pienso que con cada años
que regresas... no me maltratarás.
Que serás como esos novios nuevos
que aún están pendientes de una,
que preguntan si estás bien,
que te alegran con cualquier tonterita...
pero no.

El problema no es ese...
no es tu indiferencia
o tu maltrato.

El problema es que espero que seas distinto
y yo no te puedo cambiar,
así sos... así te conocí.

¿Puedo cerrar los ojos hasta que te acabes?

A lo mejor puedo gastar mi tiempo
recordando otros meses espectaculares,
como junio u octubre.

Podría dedicarme a solo estar en silencio,
a soportar con tranquilidad tu silencio,
a terminar dos libros pendientes
a terminar de escribir todo lo necesario.
Podría...

Mayo... vete ya.

domingo, 14 de abril de 2013

Concentrarse

cuesta mucho
cuando existe un cuerpo
en el último recuerdo de un orgasmo.

No hay manera de concentrarse
cuando tu última caricia aún me recorre
cuando recorro una vez más
la ruta que marcaron tus besos.

Una no puede vivir así,
termino diciéndome que padezco
de falta de voluntad,
de incesante locura,
de quebrantable alegría
cuando no te asomas
en los pliegues de mi sábana.

Qué difícil es vivir sin tu abrazo en las madrugadas
o sin tu risa de las 3 p.m.
Qué difícil es proponerse ser cuerda
cuando no existe mejor locura que esta que me regalas.

Y lo sé perfectamente,
cuando nos veamos
seremos dos viejos bien medidos,
serenos adultos responsables,
compadeceremos ante el juicio recto
de un afecto a todas luces perfecto.

Entre plática y plática,
los libros leídos,
el cine de los miércoles,
los cafés compartidos,
los planes a futuro,
ese futuro que no es futuro para nadie,
nos daremos cuenta que somos serios,
que somos un par de aburridos,
que nos divierten tantas tonterías,
que no esperamos nada
para no obligarnos a nada.

En medio de todo eso,
cuando ya nada parece cierto
y todo es verdad
(esa verdad adulta, seria, aburrida y bien medida)
desbordará mi deseo por tus besos,
mi cuerpo reconocerá de nuevo a tus dedos,
tu cuerpo encajará perfecto en el mío
y de nuevo será imposible pensar en la verdad,
aquella verdad adulta, seria, aburrida y bien medida.

jueves, 11 de abril de 2013

Interludio

Porque te soñé siempre y nunca
no supe del color de tu piel
hasta que estuve lista para tu mirada.

Te quedaste instalado
en mis silencios
luego de una canción,
luego de un cuento,
luego de un beso.

Luego vendrían las palabras,
las tuyas,
las que me dejan
la idea espectacular
de que me pertenecen tus abrazos.

martes, 9 de abril de 2013

Amanecer

Invades el lado vacio de mi lecho,
encuentras la forma adecuada de hacerme dormir,
estableces una nueva historia en mis cabellos,
marcas nuevas rutas en mi piel.

Deja aquí tu recuerdo,
yo también me quedo con vos.

jueves, 4 de abril de 2013

Tocar[te][me][nos]

El verbo siempre me aterró.
La conjugación de tus manos
me libró del miedo.

Tocarte
tocarme
tocarnos...

El acto íntimo de curar tus heridas,
de bajar mis defensas,
de borrar malos días,
de buscarte en mi piel.

Tócame,
porque así me reconoces,
porque así trazas nuevas rutas en mi cuerpo
porque así vuelvo a la vida.

martes, 2 de abril de 2013

La corbata

Ella nunca había comprado una corbata... ¿cuál es el protocolo adecuado para la compra? Una llega y dice... "quiero una corbata que combine con una camisa color blanco" (por decir un color).

La primera vez que vio a Humberto a la salida del trabajo, venía quitándose la corbata... era una espantosa corbata, ni siquiera atinó qué color era en realidad... era como una combinación caótica de colores y sentimientos. Cayó en la cuenta de que nunca había salido con hombres encorbatados, todos eran unos críos con trabajos pusilánimes, de vestimentas relajadas. Humberto era ingeniero. 

Poco a poco fue conociendo el repertorio de sus corbatas, unas menos trágicas que otras... unas normales, otras vintage, otras sin pena ni gloria... 

Hasta que llegó una camisa, era morada... ella pensó en comprarle la corbata adecuada. Pasó meses buscando la dichosa corbata que combinara con la camisa... nunca la encontraba... pensó que era porque nunca había comprado una. Buscó y buscó y buscó y la corbata adecuada nunca aparecía, tenía en su mente el color que creía que era el adecuado... lila. 

Un día, que es como decir que fue martes o jueves... o tal vez un viernes cualquiera, Humberto le pidió que lo acompañara a comprar una camisa... y una corbata. Ella sintió que había fracasado en su intento de prodigarle la corbata adecuada, la elegida, la bendecida. Como con tantas otras cosas, se sintió una mujer inadecuada para las cuestiones básicas y cotidianas de ser pareja. 

No quiso rendirse, Humberto tenía una camisa y una corbata nuevas, pero ella seguiría buscando la corbata. Una tarde, mientras esperaba a que él saliera de la oficina, se entretuvo en un centro comercial, había cesado de buscar, pero esa tarde la vio... estaba en una vitrina, asomaba como serpiente tímida de una caja negra... la hipnotizó. 

Con ligereza propia de las mujeres enamoradas entró al almacén, preguntó al primer joven vendedor distraído que vio si podía mostrarle la corbata que estaba en exhibición en la vitrina. Pobre muchacho, era medio torpe, botó todas las carteras, las cajas de pañuelos y los calcetines que estaban alrededor de la caja con la corbata. Cuando la tuvo enfrente supo ella que debía llevarla. No era lila, no le correspondía a la camisa que seguía sin corbata que le calzara. No importaba. Esta gritaba el nombre de ese hombre que durante un año había tenido el buen recurso de sorprenderla para ganarse sus mejores sonrisas.

"La voy a llevar" le dijo al distraído vendedor, la transacción no duró más de tres minutos. Colocaron la cajita negra con la corbata en una bolsa blanca, la tomó con la ternura requerida y caminó hacia la oficina de Humberto, aunque no había tenido contacto con él aquel día, ya habían quedado en verse para salir por la noche con unos amigos, quería sorprenderlo, más no sabía que la sorprendida sería ella. 

Al llegar le informaron, Humberto no había llegado a trabajar. Un incontenible silencio se apoderó de ella, todos los ruidos del mundo se detuvieron por un instante, ella con la bolsa en su mano no esperaba esa noticia. 

Tomó su celular, marcó... de nuevo el número de él... como antes, la misma voz autómata: "el número que ha marcado está fuera de servicio". No supo cómo ni en qué momento una lágrima se le escapó y la recorrió entera. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Nunca

Nunca he sido la más indicada,
ni la más linda, ni la más comprensiva.
Más bien siempre he sido rara,
lo atestiguan mis amigos
y los amores que se me murieron una noche
sin más ni más.

Puede ser que nunca
encuentre las respuestas adecuadas
ni que de tu boca salgan las palabras que espero,
puede ser que nada sea real,
puede ser que todo sea ayer.
Nunca me gusta pensar en dos.

Porque es tan difícil,
soy temperamental, no me entiendo sola,
no me gusta que entren a mi cuarto sin permiso,
ni el café tibio,
no me gustan los ronquidos que se atragantan,
ni los pies fríos.

No me gustan los silencios pesados,
esos que están reteniendo verdades no dichas,
no me agrada acostumbrarme a rutinas
porque luego, cuando todo acaba,
¿qué hago con las costumbres?
¿a dónde saco a pasear mis incertidumbres?
¿a quién le cuento mis alegrías?

Y no me gustan las lágrimas,
no me gustan los suspiros
ni las canciones que me recuerdan una tarde o una noche...
porque entonces me vuelvo idiota,
ninguna mujer debería de pasar por esto.

Como un día me harté de ser la que perdía
hablé con mi corazón,
le dije con franqueza,
que se dejara de babosadas,
que entendiera que nada es para siempre,
que los hombres son inexplicables,
insondeables,
inmensamente extraños
y de paso, a veces
eran incómodos también.

Buenos pleitos he tenido por esto,
mi corazón no entiende,
le insisto
"él es libre"
le repito...
"no nos pertenece"
"no le pertenecemos"
nada... el pinche no entiende.

En el silencio de la madrugada
me susurra el corazón...
"es cierto lo que me decis...
pero cuánto lo extrañamos".

Nunca he sido la más indicada,
ni la más linda,
ni la más comprensiva.
Más bien siempre he sido rara
y de paso,
tengo un corazón que es un desfachatado.
(diciembre 2012)

lunes, 11 de marzo de 2013

Tus manos

El agua etérea 
baja por mi piel,
encuentra refugio
en los pliegues
en mis cabellos 
en el secreto de mis poros.

Solo hay algo más bello
que la caricia el agua,
y que los atardeceres
y las primeras lluvias
y todo aquello que pinta
sonrisas de malicia en mis labios.

Más bello que todo aquello
son tus manos,
las yemas de tus dedos
provocando la festividad
que solo el agua ha podido
ofrecerle a mi piel. 
(070313)

martes, 5 de marzo de 2013

La cana

Le gusta vestir de negro, no recuerda ni por qué, ni cuándo empezó a ser su forma favorita de vestir. Toma como excusa que una vez, hace pocos años, alguien le dijo que su pelo, negro azabache, se fundía con una de sus blusas negras, "es la forma más bonita de tener extensiones, sin tenerlas... " dijo aquella mujer de naturaleza elegante. A ella solo le pareció gracioso el comentario.

Ciertamente amaba el negro... no solo en su vestimenta, todas sus mascotas habían sido negras como la noche: un perro ferozmente grande, una gata fantasma y un simpático conejo que cuando llegó cabía en la palma de su mano y que luego creció más de lo imaginado. 

A raíz de su insomnio, le gustaba decir que era porque el día era demasiado festivo y escandaloso en sus colores, en cambio la noche... la noche negra... era hermosa... era poética... era fresca y sobria. 

Aquella tarde, buscó lo que se pondría para la ocasión, iría por el hombre que le acompañaba habitualmente en sus días y luego irían a uno de esos eventos que son tan inapropiados como decir que el arte debe ser siempre vendido a altos costos. Aunque sabía que habían empezado a aparecer algunas canas, nunca les había prestado demasiado atención, eso si... había corroborado que eran inmensamente blancas, no como esas canas a medias, amarillentas y feas... no, sus canas eran blancas, muy blancas, le parecían hermosas contrastadas con el resto de oscuridad que portaba en la cabeza. 

Salió de su cuarto, casi lista para marcharse, entró a la cocina para tomar un vaso de agua, ahí estaba su hermana, una de esas hermanas jóvenes, que no temen aún a la edad... le soltó con sorpresa: "TENES UNA CANA!!!. "Varias tengo" contestó a secas ella. La mozuela impertinente la señaló, justo al pecho. Bajó la mirada, ahí estaba... una inmensa cana... larga... blanca... apostada justo sobre su pecho, se había desprendido desde la raíz, estaba completa e indefensa, expuesta, vulnerable. 

Pensó ella... "con que así se siente... estoy volviéndome vieja", justo cuando le dio clic a "publicar", 9 horas después de haberse quitado la cana de la blusa negra. 

domingo, 3 de marzo de 2013

Me he equivocado

Tell me love isn't true
it's just something that we do.
Tell me everything i'm not
but don't ever tell me to stop
(Don't tell me, Madonna)

Los eruditos de las cuentas me lo han dicho
las buenas gentes lo han confirmado,
me he equivocado terriblemente.
No se sabe cuándo inició tal error,
no se ha investigado el origen.

Mientras tanto,
viví como me pareció bien,
sin miedos y con risas cuando lo ameritó,
el tedio lo alejé con cerveza,
el miedo lo conjugué con los cigarros
las estrellas fueron pasando a su tiempo
y yo me dediqué a contarlas.

Mientras tanto,
me observaban atentos mis inquisidores,
buscaron todas las opciones que rechacé
y las pusieron en una hermosa urna,
ahora me la devuelven
envuelta con el celofán del aburrimiento.

Nunca fui buena con las cuentas,
siempre perdí las llaves, las sombrillas y los lentes...
no me importaron los amores pasajeros,
coleccioné memorias que solo comparto con mi mañana.

Me he equivocado garrafalmente,
terriblemente,
me equivoqué adrede,
con mala intención,
con alevosía y ventaja...

Me equivoqué y no me arrepiento.
He vivido.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Viento y Agua

Hoy he querido regresar el tiempo para respirar, 
sacarme todo lo que pesa y lo que no me servirá, 
solo un momento para estar, 
solo volver a comenzar, 
a darme cuenta de las cosas que me dañan, 
que me dan y que no he pedido...
(Hoy, Morbo)

Al fin llegas viento,
mantuve la alerta de tu paso
nada me consolaba,
nada hacía que mi corazón
se agitara en esta alegría.

Comprendo querido viento
que no me perteneces,
que a veces eres ventisca ,
que a veces eres huracán.
No importa, no te tengo miedo

Pertenecerás a muchas o a ninguna,
a nueve millones, a cuatro o a una,
posiblemente yo sea (o no) alguna
puede ser que deje de amarte algún día.

Comprendo que no te quedes,
que busques otros lugares,
que soples con furor,
que me acaricies con tus manos de brisa,
No importa, no tengo miedo al desamor.

Sucede que yo tampoco te pertenezco,
no soy viento como tú,
no soy fuego ni montaña...
soy líquido, soy agua, soy río,
por ello vago, por ello lluevo,
por ello me enfurezco y destrozo
por ello te extraño.

Hoy me encontraste
eso es lo importante.

martes, 26 de febrero de 2013

Oscuridad


Te encuentro enredado
en esta oscuridad,
de lógica está vedado
no tiene estabilidad.

El sueño presagió
la caricia tierna,
todo aquello que no se vio
rodó sin esperanza por tierra.

Y en esta mi oscuridad estás vos
otorgándole un poco de paz a los mañanas
acoge sin miedo estos nuevos sustantivos.

Porque mis palabras no son vanas
porque el fin no está en lo oscuro
porque en la oscuridad inicias vos.

sábado, 23 de febrero de 2013

Fortuna

"Bendecida fue la causa de mi fortuna...

Creí que no era... creí que no era mi estilo"
(Bendecida, Héroes del Silencio)


Nada tengo entre las manos,
anillos no adornan mis dedos,
ni siquiera las palabras
son de mi inventario.

Jamás tuve una estrella propia,
jamás los pájaros
anidaron en mis cabellos
ni un trozo de viento
he poseído.

Tan solo una cosa tengo,
una pequeña caja
donde dormidos estuvieron
los orgasmos
que poco a poco
has despertado...

viernes, 22 de febrero de 2013

El Hotel

Don Mario puso su maleta en el piso, justo al lado de la cama de la habitación. Dejó caer su peso mientras  expiraba un profundo suspiro. Estaba cansado. 

No recordaba cuándo vio a Judith la primera vez, solo recordaba que le pareció la criatura más desamparada del mundo, quiso abrazarla en ese instante. El recuerdo era tan lejano que se sabía demasiado viejo para tales nostalgias. No lo podía evitar.

Mientras recordaba a la mujer con la que vivió durante años, dejó que su cuerpo tomara posesión de aquella amplia cama. Cama para dos. Ahora estaba solo. No recordaba cuándo vio por última vez a Judith, solo se sabía la criatura más desamparada en ese momento, quiso uno de sus abrazos de refugio. 

Mario Mendoza había trabajado duro durante toda su vida, tuvo amantes, amigos y dicha, conoció a Judith, su esposa cuando ya todos sus coetános celebraban el décimo aniversario de sus vidas en pareja. Distintas razones hicieron que Mario y Judith no le vieran la gracia a eso de casarse, compartieron y vivieron como les pareció buena idea. Los papeles y la legalidad no eran importantes para la apariencia, fue hasta que decidieron abrir un pequeño negocio y por cuestiones de legalidad financiera decidieron firmar un papel que aseguraba que eran marido y mujer. Al llegar de la alcaldía aquel día, luego de que la sociedad los reconociera como marido y mujer, pusieron el acta en un folder en alguna gaveta de un mueble de la casa y la olvidaron, hasta el día en que ella murió y don Mario fue a buscar el papel para asegurar que aquel cadáver era el de su mujer. 

Don Mario estaba acostado, descansando de su largo trayecto cuando tocaron a la puerta. "¿Quién será?" se preguntó, con ese esfuerzo típico de los abuelos con reumatismo se levantó y se acercó... "¿Quién?", al otro lado una voz femenina dijo que llevaba una cortesía del hotel, el anciano abrió la puerta y se encontró con una niña-mujer que empujaba una mesa con rodos, en ella una bandeja de frutas y vino ligero. Refunfuñando en sus adentros don Mario dio una propina a la chica y cerró la puerta cuando ella salió. "No molestar" colgaba de la perilla de la puerta, para asegurarse de no ser interrumpido. 

Trató de recordar por qué estaba ahí, qué lo había llevado a México de nuevo. La ciudad ahora no le pareció tan espectacular como cuando años atrás se la describió a Judith, en aquella ocasión él fue por trabajo y ella no pudo acompañarlo, hizo el intento de reunirse con Mario pero fue imposible, el trabajo que tenía en ese momento la tenía aprisionada. Él nunca comprendió eso, cómo era posible que una mujer como ella fuera incapaz de soltarse un poco de sus obligaciones laborales, siempre le molestó (en el fondo) esa obsesión laboral de ella. La odio un poco, por no haberlo acompañado. Levantó la tapa que cubría la bandeja de fruta y vio lo que le habían llevado. Con desdén comió el primer trozo de papaya, pensando que a ella nunca le gustó la papaya. 

Durante años de convivencia hicieron planes para viajar, cada plan, con presupuesto e itinerario incluidos, era como una travesura que espera a los niños adecuados para ser perpetuada. Las obligaciones, el negocio, la rutina y algunos miedos les fueron arruinando los planes a larga distancia, sin embargo, cada vez que podían se escapaban el fin de semana para recorrer su país, buscaban matar el tedio, buscaban refugio en el camino. 

Cuando Judith murió, Don Mario se hizo el propósito de ir a los lugares que dijeron a los que viajarían, haría las cosas que dijeron que harían, buscaría hacer recuerdos sin ella, buscaría la forma de perder su recuerdo en alguna maleta en el aeropuerto. La extrañaba, más de lo que se imaginó algún día extrañarla. Eso le provocaba un sentimiento encontrado. "Son tonteras" pensaba para sí.

Fue al baño, se lavó la cara, se enfrentó a la imagen que le devolvió el espejo, se sintió más viejo de lo que en realidad era, pensó que no valía la pena estar tan molesto, a Judith siempre le impresionó su capacidad para ser gruñón y cada vez que podía, se lo decía. Decidió, mientras se secaba el rostro, que disfrutaría su viaje. 

Hizo lista mental de los sitios a los que tenía que ir: Bellas Artes, Chapultepec, varios museos, pero principalmente el de Frida Khalo, al Zócalo... siete días serían pocos. Puso su maleta sobre la cama, la abrió, sobre todas las cosas había una tarjeta, era una postal... "Las dos Fridas", pintura favorita de Judith. La tomó, la contempló y pensó que algo así fue Judith, siempre parecía dos mujeres distintas, estaba la mujer racional, la que todo calculaba, la que era práctica y desenfadada y estaba la otra, la distraída, la pasional, la fúrica, la que se liberaba en cada uno de sus besos. No entendió cómo la había "aguantado" tanto tiempo.

Se acostó, puso la tarjeta sobre su pecho, recordó el primer dolor que le dio aquella mujer, haberse muerto antes de llegar a México había sido una infamia, una traición a sus sesenta y pico de años. Estaba cansado, con la pasividad propia de los ancianos, fue durmiéndose... "Buenas noches Judith" murmuró antes de morir. 

miércoles, 20 de febrero de 2013

Después

Hay tantas cosas que no entiendo,
silencios, diagnósticos, exámenes.
Por supuesto, que yo no entienda
no es culpa de nadie.

Buscar respuestas,
lealtad o más preguntas aún
es parte de lo que soy,
pero siempre todo es para después.

No comprende esta noche
que "después" no calma esto que siento,
no entiende esta noche
que "después" es la peor respuesta.

Tres meses han pasado
desde que el último "después"
hizo estragos en mí.

Ahora, en este muerto después,
que lo sepan todos
no soy la misma
no tengo el mismo miedo
no encuentro la oscuridad
que me rodeó entonces.

Todo es nuevo
todo tiene rostro distinto
"después" se puede ir al carajo.

martes, 19 de febrero de 2013

Corazón

Me palpitas desaforado
insistente,
imprudente.

A veces trato de olvidarte,
mantenerte a raya,
sostener mis decisiones
ante tus insistencias locuaces,
qué difícil es quererte.

Contigo es tan fácil vivir
y tan complicado amar
me exiges estar atenta
me aprisionas y no me gusta...
sin embargo acá estoy,
no puedo abandonarte
y vos no podes marcharte.

Seguirás acá conmigo,
yo trataré de enseñarte prudencia,
vos seguirás siendo un desaforado,
de alguna manera nos sobreviviremos,
de alguna manera nos conjugaremos,

(De la serie "Laberintos")

lunes, 11 de febrero de 2013

Me lo has dicho ya

"No existe una escuela 
que enseñe a vivir"
(Charly García/Mercedes Sosa)

Me equivoco,
erro,
arrebato tus besos,
desbarato necios argumentos,
oculto al sol.

Y pienso que desarmar
un recuerdo es mejor,
matarlo no vale la pena,
atesorar partes de una joya
desechar lo que ya no sirve.

Desboco a los caballos de la furia
acurruco pajaritos en mis manos
veo la inmensidad del mar
cuido estrellas
me hago una sola con todo ello.

Vos vigilas mi piel,
contabilizas mis cicatrices,
justificas mis canas,
auguras mis arrugas,
todo ello me hace la que soy.

En una libreta apunto mis dudas
mis preguntas a ti las guardo,
te dejo la paz momentánea
no perjudico tu silencio,
yo misma huyo de todo ello.

"No deberías querer(me)" dijiste
Posiblemente sea lo correcto
la voz se me esconde
y tomo el riesgo de abrazarte
mientras la madrugada se vuelve frío
mientras no sos testigo consciente de mi ternura.

"No debería" pensé
(es más, aún lo pienso)
quizá otro se ofendería
quizá otra no pensaría
que esto es una despedida
y no una forma d ser...

No aprendo,
pero vivo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Destrucción

"What have I become?

my sweetest friend
everyone I know
goes away in the end
and you could have it all
my empire of dirt

I will let you down

I will make you hurt"
(Hurt, Nine Inch Nails)



Desato el viento 
dejo que se lleve lo último que tenía,
no puedo no ser otra,
no puedo ver a otro lado.
Me enfrento a este paisaje macabro
que vos propiciaste.

Regresa el horror,
la tristeza, el dolor
y todo lo que me dejaste en el regazo
todo lo que me heredaste
todo lo que no quise para mí.

No serán necesarias tus miradas de piedad,
como la vida, el final siempre llega.
Caminaremos en veredas distintas
nuestras sendas jamás debieron haberse cruzado,
jamás es una novedad
jamás es un trofeo en tu pared
jamás nunca llegó para mí.

Te llevaste todo
nada me dejaste a cambio,
solo esta herida, solo esta tibia forma de morir,
me habitan los mutilados,
me rodean los cadáveres del ayer,
los huérfanos sin sustento,
las llorosas mujeres desnutridas.
Yo soy ellos.
Vos siempre serás vos.
El dueño de la miseria.

Te marchas
dejas la destrucción,
la desesperanza, la traición 
solo el dolor. 

sábado, 2 de febrero de 2013

Exploración


Sos el país que me gusta habitar,
las nubes posadas sobre tus sienes
dan sombra a mi cansancio,
a mis distracciones,
a mis sueños.

El mapa de tus venas
me trazan un camino jamás recorrido
donde extravío mis últimas inocencias;
en este país que sos vos
los vientos me traen el sonido inconfundible
de tu rebelde corazón.

Exploro la piel que cubre este terreno,
me maravillo de tanta letra que cabe en ella,
de tanta palabra suelta que cae sobre tus rescoldos
de tanta vastedad disponible,
de tanta delicia para saborear.

Tu voz es canción
que mece mi espíritu al son de la próxima explosión;
sos la exactitud que me faltaba,
que me complementa,
que me regresa a la tierra,
que me vuelve mujer.

Ante el fruto exquisito de tu boca
solo puede existir mi ancestral hambre de tus besos.
Tus conflictos son mis conflictos,
tu realidad me abarca,
tu soledad se espanta ante mi sombra,
te ahuyento el silencio,
mencionas mi nombre junto al que un día me asignaste,
me mencionas antes de cerrar los ojos y dejarme
encerrada en tus pupilas. 

miércoles, 30 de enero de 2013

Deseo un día de 36 horas

(versión poética de mis prisas)

Mientras me ducho pienso
en todo lo que me espera por ser escrito
en las fuentes de verificación
en los "dead line"
en lo que no me han entregado
en lo oscuro de mi trabajo.

Me aterrorizo,
me da miedo saberme máquina productora
sin espacio para la música
para los pájaros
para las estrellas cada noche.
Me aterrorizo
de las 24 horas que no me alcanzan.

Mientras el agua baja por mi cuerpo pienso
que mis días deberían de tener 36 horas,
entonces tendría 12 horas para vivir,
podría terminar los libros que hace meses inicié,
saldría a caminar hasta encontrarme con el lago,
me daría el bárbaro lujo de viajar más,
buscaría la forma de prodigarte un beso al día.

En cambio,
estoy limitada en estas 24 horas
que no me dan lo suficiente para dormir decentemente
que no logro salir de encuestas, sondeos y evaluaciones
que esas 24 horas me ahogan con su calor,
con su falta de tacto, con sus groserías.
Me dejan siendo un rezago de persona,
un ente sin color.

Quiero un día de 36 horas
no varios, no todos....
uno tan solo.
Un día de 36 horas
que me permita, sin prisas,
amanecer a tu lado
y tener, por doce horas,
la idea de normalidad.


lunes, 28 de enero de 2013

Inicio y final

El temible ruido de la semana
llega sin piedad,
me asusta con sus garras
me abruman sus horas próximas ,
es tan difícil enfrentar la vida
con vos tan lejos.

El estruendo del pasado
sumado al sinsabor de un futuro incierto
me recuerda solo a los sueños
que me ha tocado enterrar
en los últimos meses,
es tan difícil sobrellevar esos lutos
sin tus besos.

La irreverente luz del amanecer
me sorprende queriendo más oscuridad
me abandona la luna
se esconden las estrellas,
la vida no se detiene
aun si lo deseo así,
es tan terrible no tener tu abrazo
en estos momentos.

Pero ante todo este miedo,
ante toda esta desesperanza,
ante toda la incertidumbre...
aparece tu mejor recuerdo,
tu mejor consejo,
el ganador de todos los besos que me has dado
entonces decido guardar todo el espanto,
enfrentar esta vida,
y esperar a que termine esta semana
para atrincherarme en tu abrazo.

miércoles, 23 de enero de 2013

Historia de dos necios II


II
El sol estaba bien alto cuando alcanzó a escuchar que alguien tocaba la puerta. Le dolía la cabeza y al sentarse toda la habitación le dio vueltas, todavía estaba medio ebrio y pronto llegaría la resaca. ¿Quién estaría tocando la puerta a esas horas? No quería imaginarse cuando ya estuviera abierta la botica, aquello sería habitual.  “Ya voy!” musitó cuando escuchó que se reiniciaban los golpes en la puerta.
Alcanzó a llegar a la puerta y preguntó quién era.
-          Buenos días don Manuel, soy yo, don Roberto
Don Manuel empezó a abrir la puerta para que el hombre entrara. Ahí estaba don Roberto, con sus lentes de carey gruesos, junto a él estaba otro hombre, los tres eran contemporáneos, pero el tercero parecía un poco más joven.
-          Le presento a don Fidel, él es don Manuel, el nuevo boticario.
-          Mucho gusto – le dijo don Fidel al estrecharle la mano
-          Mucho gusto – murmuró don Manuel
-          ¿De goma? – preguntó don Fidel
-          Algo… - logró murmurar don Manuel mientras se dirigía al patio de la casa
El inmueble era un desastre, se trataba de una casa antiquísima y que había estado deshabitada durante mucho tiempo, hasta que don Manuel la encontró y vio su potencial; era de esquina, donde la entrada principal de madera daría acceso a la botica, luego de esa sala, la casa era amplia y fresca, con un patio central el cual era rodeado de un corredor que daba a varias puertas. Don Fidel y don Roberto se quedaron reconociendo el territorio, mientras escuchaban a don Manuel vomitando al fondo del patio.
-          Habrá ido a la cantina anoche después de la función del cine – comentó don Roberto – porque ahí lo vi y le dije que hoy vendríamos a ayudarle.
La ayuda era necesaria, los años de abandono tenían la casa en una situación lamentable, el piso de los corredores se había levantado debido al crecimiento de las raíces de unos árboles de aguacate cercanos, las paredes se estaban descascarando, dejando al descubierto partes del esqueleto de bajareque y el polvo reinaba en toda la casa. Don Manuel apareció en la puerta que daba a la botica.
-          ¿Mejor? – preguntó don Fidel, mientras veía al hombre tratando de recomponerse la vestimenta y el ánimo.
-          Mejor – contestó a secas don Manuel.
-          Veo que conoció la cantina del pueblo – dijo don Roberto viendo a don Manuel por sobre el aro de sus lentes.
-          Sí, lugar muy pintoresco – dijo sonriendo don Manuel
-          Bueno, ya habrá tiempo para hacer una visita juntos – dijo entusiasta don Fidel.
-          Ya habrá tiempo, ¿verdad don Roberto?
-          Lamentablemente no podré acompañarles, no bebo.
Don Fidel tenía una expresión de lamento sarcástico ante la declaración de don Roberto, a pesar de saberlo desde hace mucho tiempo; era cierto, don Roberto no bebía bebidas alcohólicas.
-          Tendremos que ir sin usted don Roberto – concluyó don Fidel poniéndole la mano sobre el hombro a manera de condolencia.
-          No hay problema, pero bueno… don Manuel, venimos a ver en qué le podemos ayudar como le dije anoche.
-          Gracias, bueno… lo primero que hice fue sacar toda la basura que encontré al llegar.
-          Ah! ¿ya la sacó? Creí que no – dijo don Roberto con ese tono irreverente que lo caracterizaba.
-          No le haga caso don Manuel – refutó don Fidel – yo sugiero que empecemos unos a barrer todo este polvo, parece alfombra blanca la que tiene aquí, tenemos que ver dónde necesitaremos repello para las paredes.
-          También hay que sanear el piso para devolverlo a su puesto.
-          Para mientras yo voy a ir poniendo en orden las cajas que me han estado llegando para la botica.

Los tres hombres se pusieron cada uno a su labor, trabajaron arduamente durante casi una semana, la niña Carmen y la niña Vilma, esposa y hermana respectivamente de don Roberto se encargaban de llevarles alimentos mientras estaban en aquella ardua tarea de devolver a la vida ese enorme caserón.
-          ¿Usted también es soltero? – preguntó en una pausa del trabajo don Manuel a don Fidel.
-          Sí fíjese, no mucho me cuadra eso de formar una familia.
-          Este es un solterón empedernido – intervino don Roberto – si viera cómo tiene enamoradas, pero con ninguna se decide.
-          Es que yo quisiera complacerlas a todas, pero como no se puede… a ninguna.
Don Manuel ya había percibido el espíritu desfachatado de sus dos ayudantes, el comentario de don Fidel le dio risa.
-          Y cuéntenos don Manuel ¿de dónde es que viene usted? – le preguntó de golpe don Roberto.
-          Ah… yo vengo de bien lejos
-          Pero… ¿es salvadoreño?
-          Sí, eso sí, solo que estuve un buen tiempo fuera del país, al regresar decidí buscar un pueblito donde poder vivir tranquilo, no quería regresar a la capital.
-          Mire, en eso ha acertado aquí – dijo don Fidel – aquí sí que no pasa nada, es bien tranquilo.
-          Eso pude percibir desde el primer momento – dijo con satisfacción don Manuel – por eso rapidito busqué instalarme.
-          ¿Era boticario donde estaba antes? – preguntó don Roberto.
-          La mera verdad, es que no, estuve aprendiendo y creo que leyendo e investigando lograré cumplir con la profesión, al menos  espero no despacharme a algún cristiano.
-          Bueno, si quiere leer e investigar tiene que ir a la librería de la niña María, si no tiene lo que anda buscando, ella se rebusca para conseguirle la literatura adecuada – aconsejó don Roberto – ¿la conoce usted don Manuel?
-          Sí sé quién es. Tiene la librería  a unas tres cuadras de aquí, ¿verdad?
-          Eso sí es cierto – confirmó don Fidel – el año pasado yo andaba buscando un libro sobre Derecho Romano y se lo pedí a ella, a la semana ya lo tenía.
-          ¿Es usted Abogado don Fidel? – preguntó don Manuel
-          Sí, como mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo, también mi hermano mayor es abogado.
En realidad, don Manuel trató de desviar la conversación sobre la dueña de la librería para no evidenciar su gusto por la mujer que había estado observando una noche antes, pero don Roberto vio un mínimo gesto que logró levantar sus sospechas sobre este forastero recién llegado; “interesante” pensó para sí mismo, viendo cómo don Manuel le daba vuelta a la plática para no preguntar más sobre la mujer.
-          Cuando quiera ir a la librería, avíseme don Manuel, así aprovecho de ir con usted, necesito buscar unos libros para José.
-          ¿José es su hijo?
-          Sí, acaba de empezar las clases, lástima que la niña María ya no es maestra, me hubiera gustado que ella le diera clases al niño, era excelente pedagoga, para mí que ella debía haber llegado a ser la directora de la escuela.
-          Para abrir la librería fue que dejó la docencia – añadió en tono distraído don Fidel, quien todavía no había caído en la cuenta de la pequeña trampa que don Roberto le estaba tendiendo a don Manuel.
-          Pero mire… bien le ha ido con la librería, don Alberto estaría orgulloso de ella si la viera.
-          ¿Don Alberto es el padre de ella?
-          No… era su esposo, murió hace tres años – aclaró don Fidel mientras le daba la última mordida al almuerzo que compartían.
-          Ah… es viuda entonces – dijo en tono bajo don Manuel, sin apartar la mirada del piso de la casa.
Don Roberto lo estaba observando en silencio, había confirmado sus sospechas con aquella conversación.
-          Sí, perdió a su marido, pero ha quedado claro para todos en el pueblo que no es que le haga demasiada falta, es una mujer bien independiente – concluyó don Roberto, con una sonrisita de gato – por cierto que la noche que estrenamos la película de Cantinflas fue a la función, tal vez usted ya la vio.
-          No recuerdo haberla visto, soy algo distraído don Roberto, suelo no fijarme en la gente demasiado.
-          No crea, es bien fácil fijarse en ella – insistió don Roberto, para ver si lograba sacar algún dato más sobre don Manuel, quien se quedó pensativo, tratando de rescatar el recuerdo de la nuca de aquella mujer que lo inquietaba.
-          Bueno, si quiere vayamos a la librería el sábado en la mañana, tal vez encuentro algún libro que necesite – dijo don Manuel.
-          Lo paso a traer entonces, no vaya a ser que se nos pierda.
-          Buena idea – añadió don Fidel, que para entonces ya había captado la malicia de don Roberto sobre el tema.
Los tres hombres recogieron los platos del almuerzo y los colocaron en la cesta en la que se los habían llevado y reiniciaron el trabajo. En pocos días la casa había adquirido un poco más de dignidad, ya habían repellado las paredes, el suelo estaba más limpio y las grietas habían sido curadas con argamasa, aunque no había quedado estéticamente bien, su apariencia le hacía recordar a don Manuel los mapas escolares. La botica también estaba casi a punto para ser abierta, los estantes de madera sostenían los blancos y grandes potes de porcelana, en esos días habían llegado también algunos comerciantes de plantas, para negociar las condiciones de abastecimiento, incluso la niña Tomasita había pedido a uno de sus innumerables nietos que por favor la llevara a la nueva botica para conocer a don Manuel.
-          Le voy a traer unas recetas de brebajes que bien le pueden servir, oye? – le dijo la niña Tomasita al despedirse de una brevísima visita a don Manuel.
-          Gracias – dijo don Manuel, pero más por la brevedad de la visita que por el ofrecimiento.
-          Prométame que va a cuidar la salud del pueblo don Manuel – dijo en tono de súplica la viejecilla.
-          Mire niña Tomasa, acuérdese que es tarea conjunta entre los doctores y boticario, pero haré mi mejor esfuerzo.
Parecía que día con día don Manuel iba ganando terreno en el ecosistema de aquel pueblo perdido.