Sos el país que me gusta
habitar,
las nubes posadas sobre
tus sienes
dan sombra a mi cansancio,
a mis distracciones,
a mis sueños.
El mapa de tus venas
me trazan un camino jamás
recorrido
donde extravío mis últimas
inocencias;
en este país que sos vos
los vientos me traen el
sonido inconfundible
de tu rebelde corazón.
Exploro la piel que cubre
este terreno,
me maravillo de tanta
letra que cabe en ella,
de tanta palabra suelta
que cae sobre tus rescoldos
de tanta vastedad
disponible,
de tanta delicia para
saborear.
Tu voz es canción
que mece mi espíritu al
son de la próxima explosión;
sos la exactitud que me
faltaba,
que me complementa,
que me regresa a la
tierra,
que me vuelve mujer.
Ante el fruto exquisito de
tu boca
solo puede existir mi
ancestral hambre de tus besos.
Tus conflictos son mis
conflictos,
tu realidad me abarca,
tu soledad se espanta ante
mi sombra,
te ahuyento el silencio,
mencionas mi nombre junto
al que un día me asignaste,
me mencionas antes de
cerrar los ojos y dejarme
encerrada en tus pupilas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario